El 25 de mayo del 2003 Néstor Carlos Kirchner asumió como presidente del infierno que era, por aquel entonces, la Argentina.
Tras un proceso de aniquilación de la Patria que se dio desde 1976, con la última Dictadura Militar, se logró instalar en la Argentina una sensación de apatía política. Primero fue el "no te metás", el "algo habrán hecho".
El saber que si te involucrabas en política, mayormente en el PERONISMO, podías desaparecer o aparecer acribillado en alguna que otra esquina, de algún lugar de nuestro país.
Luego, los que jugaban para afuera, los que habían tranzado con Braden. Los que fundieron la industria nacional, continuaron con esta gran penetración ideológica, pero no desde el temor.
No.
Había retornado la Democracia, por allá, por el 83, y decidieron enfrentar al Pueblo con la "clase política".
Los Medios de Comunicación, también fueron cómplices.
Quien más se encargó de esto fue Menem.
Su agenda política parecía armada por los productores del programa de Ricky Fort. Sex, drugs & rock n roll, entre champagne, María Julia, Su, golf, Ferraris, etc.
"Todo lo que deba estar en manos del Estado...", dejó de estarlo. Desaparece el "estado de Bienestar", desaparecen los lazos sociales y comienza a reinar el individualismo.
Con una clase dirigente de cuarta se profundiza el divorcio entre la sociedad y "la política".
Política pasa a ser una nueva mala palabra.
Con este infierno se encontró este tipo que nadie conocía, esposo de una brillante legisladora, cuando vino del lejano sur argentino.
Tras este largo período de destrucción de la industria nacional, del Estado, de la Democracia (aunque viviéramos en ella), de la economía nacional, etc. Llega Fernando, un señor que todos decían que era aburrido, y se encarga de terminar con un Plan macabro que se ideó muy al Norte.
Un Plan de endeudamientos, de monopolización de la producción, de países periféricos y países centrales, de vidas estresantes, enajenadas.
Un Plan sometedor, que dejó al sur servido en bandeja. De la Rúa deja un país muy distinto a la "fiesta" (de unos pocos) de los 90.
En el 2001 no se salvó ni la clase media. Corralito, corralón, saqueos, trueques, desocupación, secuestros express, blablabla.
Él se fue en helicóptero y vio desde el cielo las llamas.
Toda esta parte de la historia que la "negación" de la sociedad logró borrar en estos 7 años de crecimiento, de salir del pozo donde nos hundieron, donde nos dejamos hundir.
El "de dónde venimos".
DEL INFIERNO QUE VENIMOS.
Del infierno que ese hombre desconocido, presidente por el 23%, que casi, gracias al medio pelo, pierde con Menem.
Antes de Néstor, hubo un gran desfile. No de Dotto Models, no. De presidentes, pero a todos les quedaba grande la bandita presidencial. Hasta hubo uno que se la quiso pegar al cuerpo para que no se le cayera y llamó a elecciones para poner a un "títere" al cual manejar desde las sombras.
Pero "el títere" cortó las cuerdas, le dijo minga, y se largó ahí nomás solito.
Y así comenzó la recuperación nacional, volvió la mística, volvió la magia, la dignidad, la militancia, la felicidad del Pueblo.
El país cambió. Kirchner nos devolvió el futuro que nos dejamos arrebatar años antes.
Consolidó una economía fuerte, columna vertebral de un país fuerte, país que es miembro de una Región fuerte, una región que mandó al carajo al ALCA en Mar del Plata.
Un país que se le plantó al FMI.
Un presidente que hizo descolgar los cuadros de los genocidas.
Un presidente que salió a abrazar al Pueblo.
¿Lo recuerdan, no?
El día que asumió, el muy desprolijo salió a abrazar a su Pueblo, se comió un camarazo y todo, pero él abrazó a su Pueblo y jamás le quitó sus brazos, le tendió sus manos.
Conformó un país con una gran exportación (pero no de cerebros), estatizó nuevamente empresas que antes estaban en manos del Estado.
El pingüino se puso la camiseta de los Derechos Humanos y lideró la batalla contra quienes cometieron los peores crímenes de lesa humanidad en la Argentina.
Este animal político fue quien realizó el canje de la deuda, quien generó fuentes de empleo para los argentinos, quien luchó por dignificar el trabajo, la pobreza, etc. Aumentó el salario mínimo, depuró la Corte Suprema de Justicia, creó un país realmente FEDERAL.
Aumentó el presupuesto educativo al 6%. Devolvió a los jubilados aún más de lo que el gobierno de Fernando De la Rúa les había quitado.
Nacionalizó fábricas que fueron desmanteladas del 76 en adelante.
Podría seguir enumerando parte de su gestión como presidente, pero eso se ve en la realidad cotidiana argentina.
Un país que volvió a tener un Estado Benefactor, un gobierno que se interesa por los conflíctos que preocupan a su Pueblo.
Un gobierno que está rompiendo poco a poco con el individualismo, que salió del Infierno, en el cual hoy el Norte se encuentra sumergido.
Néstor nos trajo un Modelo, un Modelo por el cual militar hasta el cansancio. El tema es que no tenemos tiempo ni siquiera para estar cansados. Este Modelo, el cual hoy profundiza Cristina, nos llena de pasión y emoción a los que militamos por seguir consolidándolo.
El flaco logró enamorar a los jóvenes descreídos de la política, la mayoría de los cuales empezamos con una militancia profunda en el llamado "Conflícto de la 125", durante la actual presidencia de Cristina Fernández de Kirchner.
Es tanto lo que hizo por nosotros, por los latinoaméricanos, en su magnífico rol dentro de la UNASUR.
Y el día 27 de octubre de este año nos dejó todo. Nos dejó su vida, no puedo escribir "falleció", porque Néstor no murió. Me niego a decir que murió, porque Néstor vive en el Pueblo. Y es su Pueblo el que lo trae día a día nuevamente, es Cristina la que lo trae todos los días con hechos.
Recuerdo no poder creer cuando me enteré de su delicado estado, y de que era muy posible que no saliera. No logré contener las lágrimas, me bañé, llorando, para despejarme. Llena de pérdidas recientes, de amigos fallecidos; de amigos y conocidos que no se fueron tan lejos pero, que para mi, murieron. Estaba tan vacía, tan pero tan vacía, tan desilusionada con la gente. Con lo mierda que es mucha gente. Tan triste por la cruel noticia... cuando leo en Crónica: MURIÓ NÉSTOR KIRCHNER.
Me desgarré, grité, le pegué a la pared, lloré, empezaron los llamados a los teléfonos que empecé a tirar para todos lados, me abracé a los compañeros, putié. Comimos entre llantos, sin lograr pasar bocado, esperamos al censista porque así lo hubiese querido él. Salimos para Plaza de Mayo a abrazar al primero que se cruzara en el camino, desconcertados, descontrolados.
Sólo teníamos lágrimas que derramar y hombros donde llorar. Lo difícil era prestar el hombro, porque nosotros también queríamos llorar. Hasta que esa tristeza se convirtió en furia, no sé por qué pero una bronca terrible me invadió a mi y a muchos otros. No podía llorar, no podía hablar, no podía NADA, me recuerdo sentada en una esquina, toda desarmada, algunos compañeros llorando, viendo qué hacer, yo miraba el piso. No quería ver a nadie.
Me llamaba cada una hora una compañera qué estaba censando, lloraba y me decía "¿qué vamos a hacer?". Yo le contestaba: "Negra, calmate, vamos a seguir, no sé cómo pero vamos a seguir. Cuando termines de censar venite. Tenés que ser fuerte, seguí censando". Me pongo en el lugar de ellos, terrible, censando con semejante noticia.
A mi me vino a censar alguien que no era 100% del palo, un tipo muy copado y yo bajé llorando al hall y hablamos del tema.
El chico me dijo: "la verdad es una pena, es una gran pérdida, qué triste", entre varios reconocimientos y elogios a la política kirchnerista.
En la Plaza comenzaron a caer más y más compañeros, varios estuvimos acampando allí como Los Negros De Mierda, y yo sólo me iba para bañarme a la casa de unos compañeros y a cargar termos para pasar las frías noches.
En la Plaza reinaron los 3 estados más locos: llorábamos, reíamos, puteábamos, todo junto y a la vez.
Éramos todos bipolares. O tripolares. O como fuera.
Nos transmitíamos tantos recuerdos, cantábamos y ahí uno estallaba en llanto y todos llorábamos, lo consolábamos y puteábamos por llorar, porque teníamos que "recordarlo con alegría", "que darle fuerzas a Cristina".
Y ayer se cumplió un mes. Un mes ya. No logro comprenderlo. Se nota mucho su ausencia, pero a su vez está tan presente entre nosotros.
Me siento muy contradictoria.Yo no soy fuerte, jamás fui una mina fuerte. Estos últimos 6 meses fueron terribles.
Horribles.
No logré entrar al velorio.
No puedo ver más de 10 segundos un vídeo de Néstor sin llorar, no logro verla a Cristina sin llorar.
No logré acompañar el cajón hasta el avión, estuve en cama con una fiebre terrible y una angustia que me dejaron una semana en cama.
No logro ir a los actos en homenaje a él.
Me duele, todos los días me duele.
Y varios sienten lo mismo, algunos son más fuertes, otros somos más débiles.
La idea es volver de a poco y militar a full el 2011.
Néstor nos está guiando desde arriba, junto a Perón, junto a Evita.
Néstor está.
NÉSTOR NO SE FUE.