viernes, 10 de diciembre de 2010

Cómo se te extraña, chiquita.



Pequeña, menudita.
Flaquita, risueña.
Hermosa.


Pendeja.
Extravagantemente sencilla.
Dulce.
Eterna.


La vida te jugó una mala pasada, chiquita.


La impunidad nos roba las esperanzas día a día.


Y entre más te recuerdo, más te extraño.


Extraño el mate, que ya no tiene el mismo gusto porque no es en la plazita.
Porque no es con vos.


Y aunque en todos estos años, sólo compartimos veranos.
Algún que otro cumpleaños.
Y varias despedidas.


El que llegaras y vinieras corriendo a avisarme con las pibas.


El que bailaramos sin cansarnos por algún que otro lugar de aquella conocida avenida.
Las tardes de centro para no hacer nada.


Nada más que caminar.

A vos la vida te dió un largo camino.
Y no llegaste a recorrerlo entero, chiquita.


Pendejadas.


El after dance en la plazita, con basquet y bizcochitos.
Los amaneceres en la playa, con facturitas y esos putos mates feos. Lavados.


Las peleas de borregas, que con vos no tuve nunca.

Tal vez si con el resto, y eso nos distanció un poquitito.
Pero con vos NUNCA.
Pero muy poquitito.

Mis viajes.
Los desencuentros.

El que dos por tres yo me olvide las llaves de casa adentro.


Fue el destino tan cruel, que dictaminó tu ausencia.

Y no hay un día de mi vida en el que no me pregunte por qué te fuiste.


No me quiero imaginar el dolor de tu vieja, de tu viejo.
De tu familia.

Y lo último que hablé con tu mami, me partió tanto al punto de desgarrarme.
Te prometo llamarla, sólo que hoy no.


La ausencia.
La presencia en la memoria.


El dolor que fluye.


Y me acuerdo que me copé porque yo no conocía a nadie que se llame igual que yo.
Ariana L.

Igual que yo.


Los 15.
Si. Viajar o no viajar.
Tema de debáte.

Caminar por las rocas.
Caminar por la arena.
Caminar por Camet.
Caminar y caminar.


¿A dónde te fuiste tan rápido?


Y no quiero hacer una puta alusión política.
Yo sé quienes fueron culpables.

Hasta yo me siento culpable, por no poder hacer nada.


Impotente.
Tan impotente como vacía.


Los primeros escabios.

Mis puchitos.
Mis caprichos.
Tus risas.


Las hamburguesas de mi vieja con alguna buena peli de terror.

Esos "pijama-partys" chotos.
Tan chotos.


No por aburridos.
Todo lo contrario.

La pasábamos tan bien,
en mi casa, en lo de So.
En todos lados.


DIGO CHOTOS PORQUE SON TAN HERMOSOS RECUERDOS.
Tan hermosos que alimentan la pena de la ausencia.

Y sabés que puteo mucho.

Te acordás de los eneros con Lu, con Jose, con Mara.
Con esos pibitos plaga.


Que lindo grupo.

Y venían los turistas...
Vos, los de Barracas.
Y el sol nos unía.

Ahora miro el sol.
Y sé que no te voy a encontrar este verano en Mar del Plata.

Pero miro el sol y te recuerdo.
Y te voy a encontrar en tantos lugares de Mar del Plata.


Miro mi documento,
o algo que diga "Antonella ARIANA Loria",
y te recuerdo.


Como en McDonalds y te recuerdo.
Miro una peli mala de esas, de las de terror y te recuerdo.

Voy a Palermo y te recuerdo. 
Y eso que jamás fuimos a Palermo juntas.


No estás ausente.
Jamás lo vas a estar.
No mientras te recuerde así.


Y la verdad pendeja, es que jamás voy a olvidarte.


Que crueldad, por Dios.

Escribo esto y lloro.
Mañana son 3 meses.
3 meses y ni una puta respuesta.

Lloro como una pelotuda.


Como esa vez que corté con Lucas en la plazita...
¿Te acordás? 
Me abrazaste y yo lloraba.

Que pendeja boluda que siempre fui.

Como buena marica que soy.
Yo llorando.


Y hace tanto que no voy a Mardel.
Desde antes de que te fueras.


Desde antes de que la muerte te cayera encima.


Hace tanto que no voy.
Y ahora no quiero ir.


Vivo justo en la esquina de esa plaza, de los recuerdos.
A 4 cuadras de esas playas, de los recuerdos.
Tan cerca de esos amigos, ya no tan amigos.
Y aún más cerca de los recuerdos.


Yo no sé, chiquita...
¿Por qué te fuiste?, tan chiquita.

O tal vez si lo sé, y eso es lo que más me duele.


Y lloro, y no quiero escribir más.
Y me da bronca, y no quiero escribir más.


O tal vez si quiera.
Tal vez quiera hacer algo.
Decir algo.
Y no sé qué es.


No me quiero imaginar lo que va a ser volver a MdP.


Ver esa plaza. 
Ver esa playa.

Esa avenida.
Ese centro.
Esa calle.

Y saber que ahí no vas a estar.


Pero a la vez vas a estar.
¿Me entendés?


Yo sé que me entendés.
Sé que allá donde sea que estés, me entendés.

Siempre me entendiste.

Y lo que es peor te debés estar cagando de risa.
Como siempre, todo es risa para vos.


Debes pensar: que gila que sos, Anto. No seas boluda.


Y entrar en la que fue mi habitación.
Ese point.

Ahí un grupo de pibitas se juntaban a ver pelis.
A chatear.
A tomar mate.
A charlar.
A maquillarse para salir.
A sentarse en la ventana.


Ver esa habitación me va a matar.

Esa habitación a la cual no vas a volver a entrar.
Ni para tomarte un mate.
Ni para cagarte de risa.
Ni para taparte la cara de miedo con las sábanas.



O tal vez estés allí, paseando, qué sé yo.
Tal vez aún quede algo de vos allí.

O acá.
O en lo de tus abuelos.
O en lo de Sofi.

Tal vez estés tomándo sol en la playa,
conmigo, con Chivi, con Jose, con So.

Tal vez pases algún día y toques timbre para ir a la plaza.
Y te va a atender mi vieja, como la última vez.
Y te va a decir: -Anto está en Capital, Ari, pero ni bien venga le aviso que estás.

Estás.
Estás.
Yo sé que estás.
En cada risa.
Que no es tan magnífica como la tuya.

En cada lágrima, de las que contadas veces te ví derramar.

En cada abrazo de reencuentro, como el que nos vamos a dar.

Sos una más de los tantos que tengo del otro lado, esperándome.
Pero a vos te debo los mates que no tomamos el último verano.

Te debo chistes.
Chusmeríos.

Y películas.

Helados de los que venden en Acevedo.
Facturas de "Los Abuelos".

Pensar que el último tiempo teníamos tantos planes de vernos.
Y siempre pasaba algo.

Me parte la cabeza pensar en eso.
En que no te ví
o en si nos hubiesemos visto.

Tengo nuestra última conversación por MSN, guardada en mi BlackBerry.
Y otras tantas en mi computadora.

Ni hablar de las que están en mi cabeza, dando vueltas.

Que feo que te hayas ido, así sin avisar.
Tan rápido.

Faltaban pocas horas para que nos reencontráramos a tomar mate,
ahí, en una plaza de Floresta.

Te extraño, pero te tengo conmigo, riéndote todo el tiempo.
Que mina divina.

Te quiero mucho amiga, espero habértelo dicho muchas veces.

Esto lo escribí ayer.
Ariana Lizarraga falleció en el derrumbe del boliche Beara.
Hoy se cumplen 3 meses.

4 comentarios:

  1. Fuerza! Todo nos tiene que dar mas fuerza.

    Un abrazo grande

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  2. hola anto, soy la tia de ari.. que hermoso lo que escribiste.. la conocias..por que eraasi sonrreia siempre !!! gracias por quererl tnto y seguir con ella. es tan duro todo esto y si encima sin justicia..cuanta impunidad.
    temando un gran abrazo y ojala si vas a mardel este verano pueda verte..quizas podamos encontrala juntas en todos los recuerdo que hay de ella alla en constitushin (como le deciamos ).besos

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  3. yo voy para las fiestas, te dejo mi mail: antonellaloria@live.com.ar
    arreglemos y nos vemos, gracias a vos!!!!

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  4. Hola: No te conozco, es más llegué de casualidad a tu Blog, pero fue inevitable leer este posteo. Sin conocer a tu amiga sentí una angustia tremenda, sentí un vacio gigante que se empezó a llenar con los recuerdos que fuiste contando, y que son los que vas a atesorar por siempre porque como ya dijiste ella va a estar en cada rincón donde la recuerdes y te va a dar fuerzas siempre para seguir adelante.
    Disculpame el atrevimiento.

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